Por segunda vez consecutiva el equipo de las barras y las estrellas le gana una final a México, que fue amplio dominador al principio pero poco a poco se fue diluyendo; cuando todo indicaba que la definición sería en penales, llegó el gol de Estados Unidos al minuto 117
CIUDAD DE MÉXICO, 1 de agosto.— Segunda final contra Estados Unidos en los últimos meses y vino la segunda derrota de México.
Estados Unidos es campeón de la Copa Oro al ganar 1-0 a la Selección Nacional, en lo que es el segundo fracaso seguido del técnico argentino Gerardo Martino.
Estados Unidos dio la campanada, en un partido que estuvo lleno de emociones, con acciones claras para los dos equipos y posibilidad de victoria para las dos escuadras.
A pesar del dominio abrumador de México en el primer tiempo, el cuadro de Gregg Berhalter se repuso para la segunda mitad y comenzaron a adueñarse del esférico. Generaron opciones claras en la segunda mitad y Alfredo Talavera terminó como uno de los jugadores más destacados del encuentro.
El juego se hizo largo, se hizo viejo. Al inicio México tuvo muchas llegadas de peligro, en el primer tiempo, Funes Mori pudo anotar en tres jugadas claras, no lo hizo, y la consecuencia se vendría más tarde. En la segunda parte, Estados Unidos reaccionó, ahí Talavera se volvió la figura del juego, y aunque hubo una reacción, llegadas que pudieron cambiar la historia, al final se tuvo que ir a tiempos extra y ahí, cerca del final, la historia se repitió, Estados Unidos, en una llegada, un cabezazo del defensor Miles Robinson (117’), mató todo el esfuerzo del equipo mexicano.
Estados Unidos supo sufrir, mantuvieron la calma y a pesar de llevar un cuadro alterno al de sus máximas figuras, demostraron un carácter excepcional y doblegaron con autoridad al cuadro de Gerardo Martino, quien se quedó con las ganas de convertirse en bicampeón de la Copa Oro.
Fue la séptima ocasión en que Estados Unidos y México se enfrentaron en una final de Copa Oro, y fue la segunda en que el cuadro de las Barras y las Estrellas salió con la mano en alto.
Se podrán decir mil excusas, que el Tricolor dominó en la mayor parte del juego, que el portero de Estados Unidos tuvo una noche de ensueño, pero al final queda la frialdad del marcador, derrota, humillación, y no hay para donde mirar ni irse.
Con información de El Universal e Infobae
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